El escaramujo es un subarbusto espinoso de la familia de las Rosáceas. Crece hasta 3 metros de altura y es la especie de rosa más común en Francia. El rosal silvestre tiene un follaje caduco, semiperenne. Sus ramas están totalmente cubiertas de agujas. Es esta característica la que da a este subarbusto el nombre de rosa silvestre. La rosa silvestre florece entre la primavera y el verano. En esta época, el arbusto produce flores blancas o rosas con 5 pétalos y numerosos estambres. Las flores pueden crecer en grupos o solitarias. El escaramujo es un arbusto poco exigente. En estado silvestre, suele encontrarse en los lindes de los bosques o entre setos y matorrales. En el jardín, el escaramujo debe cultivarse en suelo rico y seco a fresco. Puede crecer tanto en lugares soleados como ligeramente sombreados. Además, este arbusto resistente puede soportar temperaturas de hasta -20°C. Para favorecer el desarrollo de este subarbusto, es mejor plantarlo en primavera u otoño. Para potenciar la floración del rosal silvestre, puede valer la pena añadir un poco de abono orgánico al suelo durante la primavera. Un buen mantillo también mantendrá fresco el suelo y evitará que crezcan malas hierbas. Para un hábito de crecimiento armonioso, siempre es aconsejable cortar las flores gastadas y podar los rosales una vez al año. La poda consiste en eliminar la madera muerta y los chupones sobrantes.

Al igual que la acerola, la rosa mosqueta es naturalmente rica en antioxidantes, como la vitamina C y los polifenoles. Esta falsa fruta también contiene una buena dosis de flavonoides, ácidos orgánicos y nutrientes, como calcio, potasio, magnesio, pectinas, taninos y carotenoides. Estos compuestos están presentes en cantidades variables en los escaramujos. La cantidad depende de criterios como el periodo de recolección y el lugar de cultivo. En cualquier caso, la rosa mosqueta sigue siendo un concentrado de principios activos. Éstos actúan sinérgicamente para reforzar el sistema inmunitario y contribuir al buen funcionamiento del aparato digestivo. Estos mismos principios activos también ayudan a regular la tensión arterial y mejoran considerablemente la salud de la piel. Hoy en día, la rosa mosqueta está disponible en diversos formatos de fitoterapia: cápsulas, comprimidos e incluso tinturas madre. Algunas empresas también ofrecen extractos en polvo de estas bayas. Éstas se seleccionan rigurosamente y se secan antes de prensarlas. El polvo de rosa mosqueta puede añadirse fácilmente a un vaso de agua de limón, zumo de fruta, yogur o compota. Los amantes de las bebidas calientes también pueden deleitarse con una buena tisana o infusión de rosa mosqueta. Para equilibrar el sabor, recomendamos añadir una cucharadita de miel a la bebida. La rosa mosqueta también puede comerse fresca, seca, en mermelada o como salsa para la pasta o la pizza. Sea cual sea el formato que elijas, siempre es aconsejable consumir el producto con moderación. A diario, te animamos a adoptar un estilo de vida sano y una dieta saludable. Cuando tomes complementos alimenticios, sigue siempre cuidadosamente la posología.